Miley Cyrus demostró que las chicas crecen en un River lleno

Las chicas crecen. Eso quedó clarísimo en el debut del tour Corazón Gitano que Miley Cyrus acercó al Estadio Monumental. Miles de padres acompañando a adolescentes se enteraron a la fuerza que esa chica simpática y cachetona, a quien sus pequeñas hijas idolatraban en la cándida serie de Disney Hannah Montana, se convirtió en una bomba de 18 años que deslumbra en el escenario con mil cambios de vestuario, pero siempre con mini shorts a punto de desbordarse o pantalones ajustadísimos, ligas y altísimas botas.
Hay una brecha generacional que complica el acercamiento a priori al fenómeno Miley Cyrus, pero toda esa sensación de desconfianza queda en el olvido apenas la joven cantante y actriz comienza a desplegar su carisma en el escenario. Apenas comienza el show con el combo patriota norteamericano, tan en boga esta última semana, Liberty Walk + Party in the USA, Miley se mete en el bolsillo a todos los chicos y grandes que colmaron la cancha de River Plate.
El show, es muy parecido al resto de los conciertos de la gira sudamericana y muestra a una Miley Cyrus más adulta no sólo en actitud sino también en su repertorio. La adolescente busca iniciar en el rock a las miles y miles chicas que la siguen y se despacha con un repertorio de versiones de canciones anteriores al nacimiento del 90% de los presentes: desde el medley homenaje a Joan Jett a la 100% adolescente Smells Like Teen Spirit de Nirvana, pasando por Every Rose Has Its Thorn de Poison.
Pero el costado adulto se ve también en sus canciones. Miley se muestra madura en See You Again e indomable en Can’t Be Tamed, donde descarga su furia contra un bombo con un bastón. El show tuvo de todo, hasta hubo lugar para el pequeño olvido de la letra en The Climb cerca del final.