Longboard, el “hermano” del skate que suma fanáticos


Así nacieron el skate y el longboard, dos disciplinas de destreza sobre tabla, aunque con el pasar de los años fue la primera la que se masificó con mayor inmediatez.

Sin embargo, con la llegada del siglo XXI, el longboard -que mantenía un perfil más bajo- tomó un notable protagonismo y hoy en Mendoza unos 500 jóvenes lo practican, aunque aquellos que lo hacen profesionalmente e integrando equipos de competencia no son más de 15.

‘Riders’ -así se denomina a quienes practican este deporte- y fabricantes de tablas de longboard dialogaron con Los Andes sobre el creciente interés en este deporte y las principales recomendaciones a tener en cuenta a la hora de subirse a este fenómeno.

“Hoy se consiguen tablas económicas en cualquier supermercado, y esto -sumado a los videos que los chicos ven en internet más las competencias que se hacen en Potrerillos- termina teniendo que ver en que cada vez más chicos lo practiquen”, destacó Marcos Vásquez (28), rider profesional mendocino, integrante de los equipos Factory Lab y Extreme.

Mayor difusión

Ya en 1982, en Estados Unidos -cuándo no- se empezaron a organizar las primeras carreras de longboard. Sin embargo, recién entre 2000 y 2004 esta disciplina se fue masificando en el país del norte y en Brasil.

“Si bien nacieron juntos, el skate y el longboard son diferentes. Ya desde la tabla, es más larga y ancha la del segundo, lo que la hace más maniobrable. El skate, en cambio, es más técnico.

“En el longboard los ejes son más grandes, por lo que los trucos salen más fácil y aprender a andar cuesta menos. Y esto es lo que ha hecho que hoy cada vez se inclinen más chicos por este deporte”, contó Vásquez, más conocido como ‘Markitos’ en el circuito.

Lucas Falcioni (26) también es rider profesional y practica este deporte desde hace cuatro años. Empezó improvisando en el parque y hoy es miembro del equipo Argentina Longboard.

“Es un deporte relativamente nuevo y los medio ayudan muchísimo a la difusión. Imaginate que antes éramos un grupo de 8 personas y hoy vas al Parque y te encontrás todos los días con un montón de gente nueva que está aprendiendo o que ya sabe patinar. ¡Ha crecido muchísimo! También hay miles de páginas con videos instructivos, videos de carreras profesionales, mucha información de lo que se debe y no se debe hacer arriba de la tabla”, contó el joven que, al igual que Vásquez, ha participado en competencias internacionales.

En la misma sintonía, Javier Tessio -de la empresa mendocina Wamboo, con varios años trabajando en el desarrollo de tablas y productos para longboard- destacó que la globalización ha llevado el deporte a lugares impensados.

“Hoy vas al supermercado y encontrás la tabla muy barata. Es una buena forma de tener un primer acercamiento y, una vez familiarizado, cuando se empieza a practicar se elige el estilo y una tabla más pro”, destacó el especialista, quien indicó que al principio, en la competencia del Perilago de Potrerillos siempre ganaban los riders chilenos.

El casco, obligatorio

Según los entendidos, la compra inmediatamente posterior a la tabla (e, incluso simultánea) debe ser la del casco.

“Cualquiera compra la tabla en cualquier lado, más si tenemos en cuenta que se consiguen desde 200 pesos en supermercados. Pero el casco no lo compra nadie, y debería ser algo automático: comprás una cosa y comprás la otra".

"Hace poco murieron tres chicos (uno en San Luis, otro en Bariloche y el tercero en Chile) y desde 2008 en Argentina han muerto diez personas practicando longboard. La mayoría de los accidentes tienen que ver con imprudencia y falta de información”, destacó Vásquez. Precisamente él, junto a un compañero, ha organizado diversas clínicas de concientización.

En Downhill, una de las modalidades donde la velocidad es la protagonista y la aceleración es el objetivo, se pueden alcanzar velocidades de hasta 130 kilómetros por hora. Y un tropiezo, un trastabillo, puede ser fatal.

“El longboard es un deporte extremo y el problema principal son los autos. Llevamos varias muertes en lo que va del año, hasta nos prohibieron andar en San Luis, capital nacional del Downhill, justamente a raíz de uno de los accidentes fatales. Pero la gente no lo tiene que ver como un deporte de locos. El Downhill es una disciplina extrema y, como todo deporte que crece, aparecen personas que no toman las medidas necesarias para la práctica y pasan las cosas que pasan”, destacó Falcioni.

El equipamiento indicado para un descenso seguro consta de: un casco (especial, no de esos baratos de plástico ordinario), rodilleras, coderas y traje de cuero (en el caso del Downhill).
“Es importante también porque, además de evitar accidentes fatales, teniendo este equipo un leve accidente no deja secuelas y sirve incluso para fomentar la práctica. Si uno se da un golpe mínimo, pero no tiene casco ni nada del kit, probablemente se desmotive”, agregó por su parte Tessio.
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